La Tierra se salva de asteroide en 2040


Nuevas observaciones indican que la roca de 140 metros que se consideraba una potencial amenaza en unas décadas no se acercará a menos de 890.000 km de nuestro planeta

La Tierra se salva del impacto de un gran asteroide en 2040
Gemini
El asteroide 2011 AG5

El asteroide se llama 2011 AG5, mide 140 metros de diámetro (aproximadamente del tamaño de dos campos de fútbol americano) y hasta hace poco ha sido considerado una posible amenaza para la Tierra. La posibilidad de que la roca chocase contra nuestro planeta dentro de unas pocas décadas, en el año 2040, era, según los científicos, una entre 500, lo suficientemente alta como para mantenernos alerta. Sin embargo, una nueva investigación a partir de observaciones realizadas con el telescopio Gemini Norte en Mauna Kea, Hawaii, puede arrancarnos un suspiro de alivio. Según el nuevo trabajo, la posibilidad de impacto es insignificante.
El objeto fue descubierto originalmente en enero de 2011 por los observadores de Mount Lemmon Survey en Tucson, Arizona. Si de verdad llegara a chocar con la Tierra se liberarían unos 100 megatones de energía, una potencia varios miles de veces superior a las bombas atómicas que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial. Los científicos incluso plantearon que, si fuera necesario, podría enviarse una misión que alterase el curso de la roca y nos la quitara del medio. Estadísticamente, un cuerpo de ese tamaño podría impactar en Tierra cada 10.000 años como promedio.
Sin embargo, parece que el asteroide apunta hacia otro lado. Los investigadores de la Universidad de Hawaii captaron el asteroide con el telescopio Gemini, un trabajo que, según explican, fue especialmente difícil, ya que es un objeto muy débil y es complicado captarlo en el cielo. Las observaciones se realizaron durante tres días del pasado mes de octubre. Después, los científicos analizaron los datos, que también fueron enviados a los responsables del programa de Objetos Cercanos a la Tierra en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California.

A dos distancias lunares

La trayectoria actualizada de 2011 AG5, basada en los datos Gemini, tiene un factor de incertidumbre un 60% inferior a las observaciones anteriores, debido en parte al incremento de los puntos de muestreo en su órbita. Con los nuevos datos, el riesgo de colisión en 2040 ha sido eliminado. El asteroide no pasará más cerca de 890.000 km de la Tierra, alrededor de dos veces la distancia de la Luna, en febrero de 2040, el momento donde la posibilidad de choque era mayor.
Según el JPL, mientras que este nuevo resultado ha reducido la peligrosidad de 2011 AG5, la experiencia adquirida mediante el estudio de este objeto ha demostrado que los astrónomos están bien preparados para detectar y predecir las trayectorias de los asteroides que pueden amenazar la Tierra en el futuro.
Share:

0 comentarios:

Publicar un comentario

About

La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "