Nasa alerta sobre una llamarada solar en el 2013: ¿Cuánto debemos preocuparnos?


Así que, ¿realmente necesitamos preocuparnos por una gran tormenta solar que quemaría los sistemas eléctricos de la mitad del planeta en el 2013?. Aveces somos masoquistas los que estamos aquí en elTelegraph, porque nos encanta derribar nuestras propias historias, y yo estaba chasqueando mis nudillos especialmente para ésta. Es que, tiene todos los ingredientes: Autoridades cientificas con bata blanca, graves advertencias de muerte inminente, un emocionante enemigo nuclear en el espacio desde la perspectiva cientifica. ¡La Nasa! ¡Llamaradas solares! ¡Aviones cayendo del cielo! Etcétera…
Pues, yo he leído la noticia, y por ese motivo hablé con el reportero de nuestro medio (The Telegraph) que publicó la información. No soy un astrofísico, soy apenas cinturón negro de tae kwon do. Para mí la alerta sonaba bastante sólida. El Dr. Richard Fisher, director de la división de la Nasa Heliofísica, fue muy claro en las citas del articulo periodístico, y nuestro reportero, Andrew Hough, fue muy cuidadoso para comprobar sus datos con el Dr. Fisher antes de publicar. A simple vista se ve a un montón de gente seria pensando que se trata de un peligro real.
Al parecer, la preocupación se basa en que en el año 2013, el sol llegará a una etapa de su ciclo natural durante la cual estos grandes eventos (llamaradas y tormentas) son más probables. Esto puede parecerle un poco extraño, usted probablemente ha oído hablar (como yo) sobre una especial actividad solar que ha sido notable este último medio siglo, más o menos, y que se espera que disminuya considerablemente (posiblemente hasta desaparecer) en los próximos dos años.
Hablé a Marcus Chown, el físico y autor de Tenemos que hablar acerca de Kelvin, quien dijo que “La actividad solar ha sido anormalmente alta en los pasados 50 años, pero en vista del comienzo extremadamente débil de este último ciclo de 11 años podemos predecir que dicha actividad está menguando,  y que “las cosas van a estar muy quietas en el Sol desde por algun tiempo”. El Dr. Ruth Bamford, físico de plasma del Laboratorio Rutherford-Appleton, concordó con Chown: “El sol ha estado particularmente tranquilo durante los últimos años. Se acaba de despertar, por así decirlo, habiendo comenzado su ciclo habitual de 11 años un poco más tarde que la mayoría de las veces.”
Entonces, ¿qué está pasando? Bueno, algo similar ha ocurrido antes. En 1859 una gran tormenta solar quemó cables telégraficos en toda Europa y los Estados Unidos. El Dr. Stuart Clark escribió un libro, The Sun Kings, refiriendose a lo ocurrido. En el explica que la “Llamarada Carrington”, como fue llamada,”ahogó dos tercios de los cielos de la Tierra en una aurora de color rojo sangre la noche siguiente, y paralizó la navegación y comunicación global, tal y como era en ese entonces. “Las brujulas se tornaron inútiles y la red telegráfica cayó dejando solo el fantasma de la electricidad en los cables”.
El sol llegó a un nivel récord en la segunda mitad del siglo 20, y ahora “ha muerto” descendiendo hasta su nivel más bajo desde hace un siglo. Pero el doctor Clark advierte que: “Aunque los niveles medios de actividad solar hayan disminuido, no significa que el Sol esté a salvo de erupciones grandes o incluso gigantes. El promedio de bajos niveles de actividad pueden incluso desencadenar llamaradas gigantes”.
“Tal vez como sucede con los terremotos, tras una serie de erupciones constantes y/o temblores, la energía se disipa de manera uniforme durante largos periodos de tiempo. Pero en períodos de tranquilidad, esa energía podría estar acumulandose hasta estallar de pronto produciendo un evento gigante. Esta especulación está vigente.”
Es para el año 2013 cuando se espera el siguiente pico en el ciclo de actividad solar, y aunque no podemos predecir las llamaradas individuales, el Dr. Clark señala que la mayor parte de ellas ocurren a menudo poco después del pico.
Por supuesto, si un evento “Carrington” volviese a suceder, sería, potencialmente, mucho más problemático que en el pasado ya que en 1859 la comunicación eléctrica se hallaba apenas en su “infancia”.
El Dr. Clark dijo que “No hay absolutamente ninguna razón para creer que nos dirigimos hacia el Armagedón solar en el año 2013, pero que sin embargo, deberíamos esperar que tarde o temprano haya otro evento Carrington y eso es lo que estos científicos [en la Nasa] están tratando de prevenir. La legislación de los EE.UU. acaba de aprobar el Congreso para ayudar a endurecer la red contra las erupciones solares “.
Por lo tanto -es algo real, y que debería preocuparnos. Pero debemos saber también que pueden tomarse medidas preventivas. Los satélites pueden enviarse “fuera de línea” durante las erupciones grandes, las redes eléctricas y redes de comunicación se pueden proteger contra la radiación electromagnética y así sucesivamente.
Como dice el Dr. Bamford: “Los eventos extremos como el Evento Carrington del año 1859 tienen una probabilidad de 1 cada 100 años, aproximadamente la misma probabilidad que tiene una tormenta del nivel de Katrina de azotar Nueva Orleans -y Nueva Orleans debería construir defensas para resistir una magnitud extrema- pero poco probable. 100 años no es tanto tiempo”.
“Pero esto no es el fin del mundo. Podría llegar a ser, tal vez, tan estremecedor como una nube de cenizas, pero no tan prolongado, estoy seguro”. “Las nubes de cenizas nos han dejado ejemplos de como tomar precauciones, como el sistema de copia de seguridad de GPS llamado eLoran, o los campos de fuerza activos ‘mini-magnetosfera’, para protección de astronautas y los satélites que han diseñado”.
Por supuesto, si se toman esas precauciones, y tras realizarse el trabajo el temido daño no se produce, entonces todo el mundo va a llorar diciendo que fue un gran alboroto por nada, como siempre lo hace. Así que los científicos no pueden ganar, es la verdad. Pero así son las cosas.
Por Tom Chivers
Editor del Telegraph.co.uk en el area “Eventos Estratégicos”. Es un cientifico, típico “nerd” y algo pedante. Piensa que el cine llegó a su cúspide con el “Club de la Pelea” y la música con Faith No More. Escribe sobre ciencia, cultura y todo lo que cruce por su mente.
Fuente: Telegraph.co.uk/www.bolsonweb.com.ar
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La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "