Tormenta Solar: ¿Apocalipsis o exageración?

La alarma empieza a generalizarse tras la advertencia de EE.UU. a sus ciudadanos de la necesidad de preparase ante este fenómeno

El Congreso de Estados Unidos hizo un extraño llamamiento a sus ciudadanos. El objetivo era desarrollar un plan de emergencia de cara a una posible catástrofe debido a una tormenta solar. Pero, ¿es realmente una amenaza real?, ¿qué es y cuáles son los efectos de un fenómeno de este tipo?, ¿estamos realmente ante un posible apocalipsis, como muchas personas piensan?


«Hay que tener claro que es una esfera de gas y genera campos magnéticos, como un gran imán. Cuando estos campos cambian su configuración -cada once años aproximadamente- se libera energía de forma muy rápida y violenta, que es lo que se conoce como«eyección de masa coronal», o CME por sus siglas en inglés. Esto hace que se lance el gas a su atmósfera y se libere luego en el espacio», explica Luis Ramón Bellot, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Si esta ráfaga está dirigida a la Tierra, entonces se trata de una tormenta geomagnética (la popular tormenta solar). En ese momento, pueden ocurrir dos cosas: que el campo magnético terrestre, el «salvavidas» natural del planeta contra la radiación solar, lo repela o que parte de las partículas que contiene este fenómeno penetren en la atmósfera de la Tierra a través de los polos, las zonas más sensibles del escudo terrestre.
«La Tierra está muy bien protegida, y este campo se deforma pero nunca se rompe. Si hay tormentas pequeñas, se forman las auroras boreales y australes. Si es un fenómeno más intenso, entonces se pueden dar fallos en las comunicaciones y la red eléctrica», expone Bellot, que además forma parte del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Este suceso provocó daños por primera vez en 1856 en Inglaterra. Richard Carrington, un astrónomo aficionado vio a través de su telescopio lo que él definió como «una inmensa bola de fuego que sobresalía del Sol». Consciente de su hallazgo, fue a avisar algún testigo que pudiese corroborar el hecho, pero cuando volvió, las enormes erupciones habían desaparecido.
Días más tarde, auroras boreales eran visibles desde ciudades como Roma, Madrid, La Habana o las islas Hawai, latitudes un tanto extrañas, ya que este tipo de fenómenos afectan a zonas cercanas a los polos. El incipiente sistema de telégrafo en Estados Unidos e Inglaterra se llevó la peor parte y sufrió cortes y cortocircuitos que colapsaron las comunicaciones de la época. Es la mayor tormenta geomagnética registrada de la historia.

Protocolo español

Otra de las consecuencias de las tormentas solares extremas es la generación de corrientes adicionales a las que viajan por conducciones metálicas con gran longitud, como el tendido eléctrico. Este es el caso ocurrido en Quebec (Canadá) en 1989, donde se quemaron centenares de generadores eléctricos y se fundieron las líneas de alta tensión, afectando a miles de personas que se quedaron sin luz durante un día.
«Las corrientes de este tipo tienen que ser enormes», apunta Bellot. También afecta a gasoductos y oleoductos, ya que, al ser de metal, oxida con gran rapidez las vías, con el consiguiente coste que supone para las empresas. «Por eso la industria está invirtiendo dinero en saber cuándo se darán este tipo de fenómenos y como combatirlos», agrega.

Consejos ante una llamarada solar

Algunos países como Alemania, Francia o Reino Unido, además del Gobierno estadounidense, están tomando cartas en el asunto. Incluso España se ha sumado a la prevención con una propuesta en el Congreso por parte del partido socialista para unificar los protocolos de seguridad europeos para «la prevención tecnológica derivada de fenómenos naturales», propuesta a raíz de la publicación por parte de Extremadura recomendando unas «buenas pautas preceptivas» para que los ciudadanos sepan qué hacer en caso de tormenta geomagnética severa.
En este escrito se dan detallados consejos como hacer acopio de alimentos para un mes por persona, cómo elaborar un plan familiar para saber dónde dirigirse en caso de que el hecho llegase a producirse –que además, recomiendan, debe «refrescarse» cada cierto tiempo y ampliar el botiquín usual con «abundantes gasas estériles y yodo para desinfección» o «banda adhesiva multiusos y puntos americanos o de aproximación», entre otros.
El escrito estaba basado en los consejos recogidos por el Observatorio de Clima Espacial, perteneciente a la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos y la Prevención Nuclear (AEPCCE), una organización no gubernamental y sin ánimo de lucro. En el documento se detalla que hay un 5% de posibilidades de que un fenómeno de tales características pueda darse en los próximos meses, y que el 'Decálogo de buenas prácticas'puede aplicarse también a «otros escenarios», además de puntualizar que el fenómeno se da «en muy contadas ocasiones».
A la pregunta de si es posible que este fenómeno afecte de forma tan drástica a la vida humana, el científico del CSIC es rotundo: «Es posible, pero altamente improbable. Está muy bien que la gente sepa que están ahí y que pueden tener efectos sobre la sociedad, como la comunicación que depende de los satélites. Éstos sí que están expuestos en mayor medida que la Tierra, pero no tenemos que alarmarnos».
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La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "