Electrones asesinos


Si unos electrones que se mueven rápidamente, son golpeados en su órbita por las ondas de choque provenientes de una tormenta solar, tenemos como resultado "electrones asesinos".

Los electrones asesinos son partículas altamente energéticas que están atrapadas en el cinturón de radiación exterior de la Tierra, que se extiende desde 12.000 hasta 64.000 kilómetros por encima de la superficie de nuestro planeta. Durante las tormentas solares el número de estos electrones crece por lo menos diez veces, y pueden ser eyectados, por lo que pueden afectar a nuestros satélites. Así de esta forma, tal y como sugiere su nombre, los electrones asesinos son capaces de atravesar el blindaje de los satélites y causar daño en sus sistemas. Si estas descargas eléctricas tienen lugar en los componentes vitales de los satélites, pueden llegar incluso a inutilizarlos.

El 7 de noviembre de 2004, una tormenta solar en dirección a la Tierra provocó una onda de choque interplanetaria seguida por una nube magnética de gran tamaño. Cuando la primera onda de choque barrió el SOHO, la velocidad del viento solar de repente aumentó de 500 a 700 kilómetros por segundo.

Poco después, la onda expansiva golpeó la burbuja magnética protectora de la Tierra,conocida como magnetosfera. El impacto fue provocado por un frente de onda que se propagó dentro de la magnetosfera a más de 1.200 kilómetros por segundo, en la zona de la órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros de altura alrededor de la Tierra. La cantidad de electrones energéticos en el cinturón de radiación externa empezó a aumentar también, según los datos de la investigación Cluster.

Análisis de la incidencia del viento solar el 25 de Noviembre del 2009.

Comprender el origen de los electrones asesinos ha sido un foco de los investigadores del clima espacial. Gracias a los datos recogidos por Cluster y las misiones espaciales, los científicos propusieron dos métodos por los que los electrones pueden ser acelerados a tales niveles de energía perjudicial. Uno se basa en frecuencias muy bajas (VLF), olas de 3-30 kHz; el otro en frecuencias ultra bajas (ULF), olas de 0.001-1 Hz.

Se ha descubierto que ambas ondas son responsables. Tanto las VLF, como las ULF aceleran los electrones en el cinturón de radiación de la Tierra, pero con diferentes ritmos. Las ondas ULF son mucho más rápidas que las VLF, debido a que su ampitud es mucho mayor.

Los datos muestran que un proceso en dos pasos provoca el aumento sustancial de los electrones asesinos. La aceleración inicial es debida a la fuerte compresión del campo magnético. Inmediatamente después del impacto, las líneas del campo magnético de la Tierra comienzan a tambalearse a ultra bajas frecuencias. A su vez, estas ondas ULF se encuentran que efectivamente aceleran los electrones generando el primer paso para convertirlos en electrones asesinos.

ESA Cluster.

El flujo de protones y electrones que procede del Sol provoca grandes alteraciones sobre las comunicaciones de radio y televisión en los momentos de máxima intensidad. Cada 10 o 11 años la actividad solar es máxima y entonces se producen tormentas electromagnéticas que pueden interrumpir momentáneamente todas las telecomunicaciones. Estas tormentas electromagnéticas también afectan a la meteorología.


Misión ESA Cluster

La misión de la ESA Cluster consiste en cuatro naves espaciales idénticas volando en formaciones situadas entre 19.000 y 119.000 kilómetros sobre la Tierra. Su misión es la de estudiar la interacción entre el viento solar y la magnetosfera de la Tierra. Aunque el análisis ha sido largo, los resultados han merecido la pena. Ahora los astrónomos saben cómo se aceleran los electrones asesinos.

"Los datos de los cuatro satélites Cluster permitieron la identificación de las ondas ULF capaces de acelerar electrones", dijo Malcolm Dunlop, del Rutherford Appleton Laboratory, Reino Unido.

Gracias a este análisis de los datos, sabemos que si los electrones asesinos son expulsados hacia la Tierra, golpearán nuestro planeta en 15 minutos. "Estos nuevos descubrimientos nos ayudan a mejorar los modelos de predicción de la radiación ambiental en el que operan los satélites y los astronautas. Con el nuevo máximo del ciclo solar, se esperan más impactos de electrones asesinos en los próximos meses.", dijo Philippe Escoubet , director de la misión Cluster de la ESA.

Fuente: Astronomy.com


Leer más: http://www.quantum-rd.com/2010/03/electrones-asesinos-podrian-alterar-las.html#ixzz2BqWtAqbr
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La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "