Tormentas geomagnéticas solares sacudirán regiones polares

Una eyección de masa coronal del Sol viaja a la Tierra con probabilidades de causar algunas inestabilidades en las comunicaciones y auroras


Pese a la calma del Sol se espera para los próximos días una leve inestabilidad con tormentas geomagnéticas (solares)que sacudirán algunas regiones de la Tierra.
La llegada de una CME (Eyección de masa coronal del Sol) el 13 de enero ”podría causar inestabilidad a niveles activos por dos días”, el 16 y 17 de enero, informa el Centro de Predicción Espacial de la Agencia Nacional Oceanográfica y Atmosférica, (NOAA) de Estados Unidos.
El 13 de enero, un evento de tormenta solar moderada con una explosión de rayos X de magnitud M1 se registró a las 8:38 hora UTC, y envió algunas CME.
"No se debe confundir con una llamarada solar", advierte la NASA. Una CME es un fenómeno solar que puede enviar partículas solares en el espacio y llegar a la Tierra uno a tres días después.
En tanto las llamaradas solares, a diferencia de las CME, son explosiones de luz y radiación de gran alcance. Según la NASA, "la radiación dañina de una llamarada no puede pasar a través de la atmósfera de la Tierra para afectar a los seres humanos físicamente sobre el terreno, sin embargo, cuando es suficientemente intensa, puede perturbar la atmósfera en capas donde las GPS y las señales de comunicaciones viajan. 
"Llamaradas de clase M son los más débiles llamaradas que todavía puede causar algunos efectos del clima espacial cerca de la Tierra. Los brotes recientes causaron apagones de radio débiles y sus efectos ya desaparecieron", señaló la NASA el mismo día del evento.
Por su parte las eyecciones de masa solar (CME) están compuestas por partículas de plasma que al alcanzar al campo magnético de la Tierra suelen cambiar de polaridad y generar auroras boreales y australes de diversos colores en el cielo nocturno, lo que da lugar a las tormentas geomagnéticas.
Las tormentas geomagnéticas son potenciales peligros para las redes eléctricas que en casos menores registra fluctuaciones.
Los vientos solares que llegan a la Tierra aumentaron a 511 kilómetros por segundo y se observan seis regiones con manchas solares. El centro de predicción espera que la actividad del Sol siga baja en los próximos días.
"En el pasado, las CME de esta velocidad no han causado tormentas geomagnéticas sustanciales. Han causado auroras cerca de los polos, pero es probable que afecten los sistemas eléctricos en la Tierra o interfieran con las GPS o sistemas basados ​​en satélites de comunicaciones", comunicó la NASA.
El Sol registró otra tormenta solar de magnitud M1 el 11 de enero, y el 13 de enero se registraron leves inestabilidades en el campo magnético de la Tierra. La primera tormenta solar del año, en tanto, fue el 5 de enero, también de nivel M1.
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La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "