La tormenta solar de 2013 podría ser un 'Armageddon' si no ponemos remedio


Estados Unidos ha levantado todas las alarmas. El ciclo solar ha cambiado y, con él, la inusual tranquilidad. El Sol entra en uno nuevo del que se espera una gran intensidad, lo que se traduce en mayor actividad magnética, más manchas y erupciones solares. Unos fenómenos que, aunque no lo parezca, pueden afectar enormemente a nuestra actual sociedad plagada de sistemas de navegación y comunicaciones que podrían quedar en suspenso.


Y queda poco. Los científicos prevén que finales de 2013 será el momento de mayor actividad del nuevo ciclo. Aunque el riesgo se extenderá a los próximos seis años. La dependencia de las sociedades modernas, plagadas de redes de comunicación, satélites y telefonía móvil que podrían derrumbarse, agravan las consecuencias. Así, una tormenta solar extrema como la que se espera tendría graves consecuencias para nuestro estilo de vida.
Existen antecedentes que hacen presagiar lo peor. La tormenta solar más potente de la historia se produjo en 1859, aunque sus efectos fueron limitados dado que la energía eléctrica estaba en pañales. No obstante, las auroras boreales que provocó se pudieron divisar desde todos los rincones del planeta.
Otras más leves, pero más cercanas en el tiempo, ya mostraron su peligro para los servicios móviles, los GPS o las redes eléctricas. Por ejemplo, en 1994, una tormenta solar hizo caer dos satélites de comunicaciones durante horas, o en 1989, dejó fuera de funcionamiento durante más de nueve horas la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá), causando pérdidos de cientos de millones.
Pero... ¿cuáles serían los efectos de "la tormenta solar del siglo"?Los informes encargados por la NASA, el Ejército de EEUU, el Parlamento británico o de un grupo de expertos de la Comisión Europea creen que tras cinco días se viviría un verdadero 'Armageddon'.
Accidentes, sin energía, sin agua y grandes incendios
  • Los científicos prevén que finales de 2013 será el momento de mayor actividad del nuevo ciclo solar, que podría afectar gravemente a las sociedades actuales.
  • Un caos de accidentes aéreos y de tráfico, cortes generalizados de luz, sin agua, grandes incendios y con la caída de todas las comunicaciones.


Para empezar, los accidentes aéreos y de tráfico se multiplicarían por una serie de fallos en los sistemas de rutas, de aterrizaje, de los semáforos y de las señalizaciones.
Los sistemas eléctricos sufrirían un derrumbe total, dejando a las casas, las industrias, las refinerías o las plantas químicas sin energía. De no existir protocolos de actuación, las consecuencias de este colapso serían dramáticas. Los ascensores se convertirían así en otro punto negro, complicando las evacuaciones y dejando a personas atrapadas.
Como quedó de manifiesto en 1859, pueden desencadenarse además grandes incendios eléctricos simultáneos. Por si fuera poco, el suministro de agua dejaría de funcionar más allá del nivel del suelo, pues los sistemas de bombeo no funcionarían.
Las estaciones de servicio no podrían suministrar combustible de igual manera. Cualquier medio de transporte, además de un riesgo, tendría imposible repostar. Aunque poco importa, pues los cajeros automáticos tampoco operarían. Incluso, podrían desaparecer las bases de datos bancarias.
Con todo, serían los sistemas de comunicación los más afectados.Teléfonos móviles, ordenadores, radios y televisiones fallarían en cadena, dejando a la población aislada y sin información de cómo responder al caos. Por este motivo, las autoridades de EEUU han lanzado ya recomendaciones para estar preparados ante lo que se ha venido en definir como "la tormenta solar del siglo".
Fuente: http://www.teinteresa.es/ciencia/tormenta-podria-Armageddon-ponemos-remedio_0_760125413.html
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El sol se llena de manchas en su superficie, lo que indica el máximo de su actividad




Cada 11 años aproximadamente, el sol completa uno de sus ciclos naturales de actividad, marcado por un incremento de las manchas solares en su superficie. Un mayor número de manchas solares en la superficie se designa como 'máximo solar'; un número mínimo es 'mínimo solar'.

Pero esta no es la única característica de un período de máxima actividad. Las manchas solares se corresponden generalmente con una región activa del sol, y estas regiones son a menudo el origen de las erupciones solares o eyecciones de masa coronal.
La NASA recuerda que el mínimo solar se produjo en 2008, y que desde enero de 2010 se aprecia un aumento creciente de actividad solar. En aquel momento se produjo una llamarada de clase M, diez veces menos potente que las llamaradas más grandes, de clase X. Desde entonces, el sol no ha parado en su actividad, que ha ido aumentado hasta que alcance su máximo, previsto para 2013.
La imagen que ha difundido la agencia espacial europea muestra lamarcada diferencia entre la superficie del sol en octubre de 2010 y la de octubre de 2012, con brillantes regiones activas repartidas por toda la superficie.
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Tormenta Solar: ¿Apocalipsis o exageración?

La alarma empieza a generalizarse tras la advertencia de EE.UU. a sus ciudadanos de la necesidad de preparase ante este fenómeno

El Congreso de Estados Unidos hizo un extraño llamamiento a sus ciudadanos. El objetivo era desarrollar un plan de emergencia de cara a una posible catástrofe debido a una tormenta solar. Pero, ¿es realmente una amenaza real?, ¿qué es y cuáles son los efectos de un fenómeno de este tipo?, ¿estamos realmente ante un posible apocalipsis, como muchas personas piensan?


«Hay que tener claro que es una esfera de gas y genera campos magnéticos, como un gran imán. Cuando estos campos cambian su configuración -cada once años aproximadamente- se libera energía de forma muy rápida y violenta, que es lo que se conoce como«eyección de masa coronal», o CME por sus siglas en inglés. Esto hace que se lance el gas a su atmósfera y se libere luego en el espacio», explica Luis Ramón Bellot, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Si esta ráfaga está dirigida a la Tierra, entonces se trata de una tormenta geomagnética (la popular tormenta solar). En ese momento, pueden ocurrir dos cosas: que el campo magnético terrestre, el «salvavidas» natural del planeta contra la radiación solar, lo repela o que parte de las partículas que contiene este fenómeno penetren en la atmósfera de la Tierra a través de los polos, las zonas más sensibles del escudo terrestre.
«La Tierra está muy bien protegida, y este campo se deforma pero nunca se rompe. Si hay tormentas pequeñas, se forman las auroras boreales y australes. Si es un fenómeno más intenso, entonces se pueden dar fallos en las comunicaciones y la red eléctrica», expone Bellot, que además forma parte del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Este suceso provocó daños por primera vez en 1856 en Inglaterra. Richard Carrington, un astrónomo aficionado vio a través de su telescopio lo que él definió como «una inmensa bola de fuego que sobresalía del Sol». Consciente de su hallazgo, fue a avisar algún testigo que pudiese corroborar el hecho, pero cuando volvió, las enormes erupciones habían desaparecido.
Días más tarde, auroras boreales eran visibles desde ciudades como Roma, Madrid, La Habana o las islas Hawai, latitudes un tanto extrañas, ya que este tipo de fenómenos afectan a zonas cercanas a los polos. El incipiente sistema de telégrafo en Estados Unidos e Inglaterra se llevó la peor parte y sufrió cortes y cortocircuitos que colapsaron las comunicaciones de la época. Es la mayor tormenta geomagnética registrada de la historia.

Protocolo español

Otra de las consecuencias de las tormentas solares extremas es la generación de corrientes adicionales a las que viajan por conducciones metálicas con gran longitud, como el tendido eléctrico. Este es el caso ocurrido en Quebec (Canadá) en 1989, donde se quemaron centenares de generadores eléctricos y se fundieron las líneas de alta tensión, afectando a miles de personas que se quedaron sin luz durante un día.
«Las corrientes de este tipo tienen que ser enormes», apunta Bellot. También afecta a gasoductos y oleoductos, ya que, al ser de metal, oxida con gran rapidez las vías, con el consiguiente coste que supone para las empresas. «Por eso la industria está invirtiendo dinero en saber cuándo se darán este tipo de fenómenos y como combatirlos», agrega.

Consejos ante una llamarada solar

Algunos países como Alemania, Francia o Reino Unido, además del Gobierno estadounidense, están tomando cartas en el asunto. Incluso España se ha sumado a la prevención con una propuesta en el Congreso por parte del partido socialista para unificar los protocolos de seguridad europeos para «la prevención tecnológica derivada de fenómenos naturales», propuesta a raíz de la publicación por parte de Extremadura recomendando unas «buenas pautas preceptivas» para que los ciudadanos sepan qué hacer en caso de tormenta geomagnética severa.
En este escrito se dan detallados consejos como hacer acopio de alimentos para un mes por persona, cómo elaborar un plan familiar para saber dónde dirigirse en caso de que el hecho llegase a producirse –que además, recomiendan, debe «refrescarse» cada cierto tiempo y ampliar el botiquín usual con «abundantes gasas estériles y yodo para desinfección» o «banda adhesiva multiusos y puntos americanos o de aproximación», entre otros.
El escrito estaba basado en los consejos recogidos por el Observatorio de Clima Espacial, perteneciente a la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos y la Prevención Nuclear (AEPCCE), una organización no gubernamental y sin ánimo de lucro. En el documento se detalla que hay un 5% de posibilidades de que un fenómeno de tales características pueda darse en los próximos meses, y que el 'Decálogo de buenas prácticas'puede aplicarse también a «otros escenarios», además de puntualizar que el fenómeno se da «en muy contadas ocasiones».
A la pregunta de si es posible que este fenómeno afecte de forma tan drástica a la vida humana, el científico del CSIC es rotundo: «Es posible, pero altamente improbable. Está muy bien que la gente sepa que están ahí y que pueden tener efectos sobre la sociedad, como la comunicación que depende de los satélites. Éstos sí que están expuestos en mayor medida que la Tierra, pero no tenemos que alarmarnos».
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¿Estamos preparados para una tormenta solar extrema?

Esta historia comienza en febrero de 2010, en las instalaciones de la dministración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA) en Boulder, Colorado. En esa fecha, la NASA y la Comisión Europea llevaron a cabo un simulacro de tormenta solar extrema para averiguar hasta qué punto ambos continentes estaban (o no) preparados para resistir a este violento fenómeno meteorológico espacial.



 Los resultados fueron desesperanzadores. En efecto, se determinó que apenas cinco días después de detectarse la supuesta llamarada solar, extensas zonas de Europa y EE.UU. sufrirían, sin remedio, un «apagón tecnológico» casi completo. Lo cual, en palabras llanas, suponía el fallo generalizado de las redes de telecomunicaciones y de las centrales energéticas. Y, por consiguiente, del suministro eléctrico en hogares e industria, lo que llevaría a su vez al colapso de los transportes (terrestres, aéreos y marítimos), de las redes de abastecimiento de las grandes ciudades (alimentos, combustible, medicinas...), e incluso del suminstro de agua en las grandes zonas urbanas. Una situación, para colmo, que podría llegar a durar dos largos años. Pero lo peor de todo fue la constatación de que en ninguna de las dos orillas del Atlántico se habían destinado medios y recursos suficientes para hacer frente a este escenario potencialmente catastrófico. El resultado del simulacro fue la elaboración de una larga lista de recomendaciones a los gobiernos. Desde la creación de protocolos de desconexión rápida de centrales eléctricas y redes de telecomunicaciones (para apagarlas antes de que llegara la tormenta) a campañas informativas de carácter masivo para la población, enumerando toda una serie de «medidas domésticas de urgencia» que cada familia debería de poner en práctica en caso de producirse la tan temida tormenta solar.

 Hoy, dos años y medio después, un buen puñado de países han decidido tomar cartas en el asunto. Otros, sin embargo, como es el caso de España, que ni siquiera participó en el simulacro, han hecho oidos sordos y han aparcado el informe en el fondo de un cajón. Así, mientras que en EE.UU, Reino Unido, Portugal, Alemania, Holanda o Francia (por citar sólo algunos) se creaban comisiones parlamentarias de investigación y oficinas de atención al ciudadano especializadas, nuestro país decidió no hacer nada y mantenerse al margen de los esfuerzos internacionales. En enero de este mismo año, por ejemplo, Barak Obama elevaba a rango de «amenaza nacional» a las tormentas solares al incluirlas en su ya famosa Directiva Nacional 8, que enumera uno por uno los 23 principales riesgos (tanto naturales como humanos) que podrían llevar a estados Unidos a una situación de «catástrofe nacional». La decisión, por supuesto, no se improvisó de un día para otro, sino que fue consecuencia de un informe del Departamento de Seguridad Nacional, que evaluó con detalle y durante meses cada uno de los riesgos potenciales antes de incluirlos en la lista final. La administración norteamericana, además, ha creado todo un nuevo sistema de Protección Civil, especialmente preparado para hacer frente a cualquiera de las posibles amenazas. Incluyendo una tormenta solar de grandes proporciones. Otro ejemplo a destacar es el del Reino Unido.

Apenas unos meses después del simulacro de tormenta solar (en noviembre de 2011), la cuestión llegaba hasta el mismísimo Comité de Defensa del Parlamento, donde fue debatida tras haber sido estudiada de forma exhaustiva durante varios meses. Entre otras medidas, el Comité decidió informar a la población de los riesgos y de las medidas a adoptar en las casas, como preparar reservas de agua embotellada y comida no perecedera para un mes. También acordó poner a punto una flota de vehículos capaces de resistir a un pulso electromagnético para garantizar los servicios públicos esenciales cuando se produjera la crisis. Eyección de masa coronal del 7 de junio de 2011 Más recientemente, en marzo de este año, el gobierno británico actualizó su National Risk Register of Civil Emergencies para incluir expresamente "eventos de clima espacial" como las tormentas solares. Y lo que es más, cifraba las posibilidades de que se repita un «evento Carrington» (la mayor tormenta solar de la que tenemos noticia, sucedida en 1859) entre un 5% y un 50% para los próximos cinco años. Un riesgo realmente estremecedor, ya que cuando se produjo el evento Carrington las redes eléctricas estaban en su infancia y la sociedad no dependía aún por completo de la tecnología, los satélites y los ordenadores. En la actualidad, un fenómeno similar podría llevar a una catástrofe de enormes proporciones. Pocos días antes otra investigación, elaborada por Predictive Science, una prestigiosa institución que provee de varios servicios a la NASA y a las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, estimaba en un 12% las posibilidades de que se produzca un evento solar del tipo Carrington en los próximos siete años. Sorprendentemente, y a pesar de la gravedad de los datos, España no se ha decidido aún a reaccionar. Y ello pese a las advertencias lanzadas desde la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos, que ha solicitado ya en varias ocasiones la creación de comisiones parlamentarias para evaluar los riesgos y preparar, en lo posible, a una población que no sabría cómo reaccionar si finalmente la gran tormenta llegara a producirse.

 La única excepción en nuestro país es la de Protección Civil de Extremadura, que en marzo publicó un «Decálogo de buenas prácticas. Tormenta solar severa: ¿Cómo prevenir?» en la que, basándose en las recomendaciones de los informes internacionales, explicaba a la población cómo debería comportarse si una fuerte tormenta solar llegara a afectar a las infraestructuras nacionales. Una simple gota de cordura en medio de una indiferencia (oficial) generalizada que podemos llegar a pagar muy cara. Qué hacer en caso de tormenta solar Existen dos categorías de actuaciones. Por un lado, los gobiernos deberán haber llevado a cabo campañas de información pública para que la población sepa cómo actuar. Y tendrán que tener preparados mapas de estimación de impacto y dispositivos de emergencia capaces de funcionar en un entorno en el que las comunicaciones están interrumpidas y el suministro energético se ha colapsado. Para ello, por ejemplo, será necesaria una flota de vehículos capaces de funcionar incluso durante un pulso electromagnético (EMP). Las plantas nucleares deberán contar con una reserva de combustible para por lo meos tres meses. Y, por supuesto, deberá existir un plan de emergencia para aplicar en el caso de una caída generalizada y por tiempo prolongado de los suministros de gas y electricidad. En cuanto a la población, se recomienda que antes de hacer nada estudie la situación en su casa y valore, por ejemplo, las posibilidades de que llegue o no ayuda del exterior, algo que depende de la situación geográfica. Todo hogar, además, debería de contar con algún método para potabilizar el agua, tener una cocinilla de gas (que no necesita electricidad) y contar con reservas de agua embotellada y alimentos no perecedeors suficientes para un mes. Lo mismo vale para las medicinas básicas. Se recomienda también disponer de algún tipo de identificación vidual y de una reserva de dinero en efectivo, ya que será imposible utilizar tarjetas u otros medios electrónicos de pago.
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Aparece una mancha solar 10 veces más grande que la Tierra



Enfrentada directamente a nuestro planeta, tiene energía suficiente para causar las llamaradas solares más potentes



La sonda Soho de la NASA ha captado un grupo de manchas solares, llamado AR 1618, que apenas era visible hace tan solo unos días sobre la superficie del Sol, pero que ahora ha adquirido un tamaño gigantesco diez veces superior al de la Tierra. La mancha ya ha soltado alguna llamarada de clase M, una explosión de energía de tamaño medio, pero la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) ha advertido de la posibilidad de que este fenómeno produzca la energía suficiente para emitir fuertes llamaradas solares de clase X (las más potentes) en las próximas horas, según informa SpaceWeather. La posibilidad de que una de estas erupciones apunte directamente hacia la Tierra es altísima, ya que la mancha está enfrentada hacia nosotros.


El observatorio espacial STEREO de la NASA captó el martes do seyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) provocadas por la misma mancha AR 1618. La gigantesca nube ardiente de partículas y radiación que salió disparada desde la superficie del astro rey hacia el espacio podría alcanzarnos, según las previsiones de la NOAA, mañana viernes. Existe un 65% de posibilidades de que esta liberación de plasma solar provoque tormentas geomagnéticas, que se producen cuando las prtíoculas golpean el exterior del envoltorio magnético de la Tierra, la magnetosfera, durante un período prolongado de tiempo. Posiblemente se formen bellas auroras en altas latitudes.
Las eyecciones de masa coronal pueden afectar a los sistemas eléctricos y los satélites, de los que cada vez somos más dependientes.



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La relacion entre las Tormentas Solares y los ruidos, a veces de trompetas, en el cielo


Desde diversos puntos del plantea surgen vídeos caseros que muestran distintos ruidos, en todos los casos no tienen un origen definido y perduran por entre 2 horas y 2 meses.

Comodoro Rivadavia, Provincia de Santa Cruz, Argentina.




Ciudad de Mar Del Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.





Badajoz, España.




Ciudad de Oaxaca, Estado de Oaxaca, México.






En los EEUU, un pequeño pueblo fue atormentado por este sonido por 2 meses, y han contratado a una agencia especial para determinar de dónde proviene, ya que luego de haber revisado alcantarillas, rutas de aviones, fallas geológicas, consultado al ejercito sobre acciones militares especiales y otras posibilidades  no han encontrado explicación. El principal interés del pueblo, no radica en el valor científico en el asunto, sino más bien en solucionar los problemas de insomnio y vibraciones que tienen en sus casas.

Según el profesor  Elchin Khalilov, puede haber una relación directa con la actividad solar. 


Científicos explican los “extraños sonidos provenientes del cielo” o “Hum”



La revista GeoChange Journal ha entrevistado el profesor de Azerbaiján Elchin Khalilov, líder de un grupo de científicos expertos en geofísica que han estado estudiando los extraños sonidos provenientes del cielo que han sido reportados por multitud de personas durante el pasado 2011 y este principio de 2012. Khalilov afirma que muchos de los reportes no son un fraude y ofrece una explicación sólida.

Con vosotros la entrevista:
GCJ: Sr. Khalilov, ¿cuál es la naturaleza de los inusuales sonidos graves reportados por un gran número de personas, en diferentes partes del planeta, desde el verano de 2011? Muchos los llaman ”El Sonido del Apocalipsis”. Información sobre el fenómeno ha llegado desde varias partes del mundo: EE.UU., Reino Unido, Costa Rica, Rusia, República Checa, Australia, etc.
Khalilov: Hemos analizado los registros de estos sonidos y descubrimos que la mayor parte de su espectro se encuentra dentro del rango del infrasonido, es decir, que no es audible para los seres humanos. Lo que la gente escucha es sólo una pequeña fracción de la potencia real de estos sonidos. Son emisiones acústicas de baja frecuencia, en el rango entre 20 y 100 Hz, modulados por ondas infrasónicas ultra-bajas de 0,1 a 15 Hz. En geofísica, se les llama ondas de gravedad acústica; se forman en la atmósfera superior, en el límite entre la atmósfera y la ionosfera, en particular.
Puede haber un buen montón de causas por las que estas ondas se generan: terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, tormentas, tsunamis, etc. Sin embargo, la magnitud del zumbido analizado, tanto en términos de área cubierta como por su potencia, supera con creces las que pueden ser generadas por los fenómenos antes mencionados.
GCJ: En ese caso, cuál podría ser la causa de este zumbido en el cielo?
Khalilov: En nuestra opinión, el origen de esta poderosa e inmensa manifestación de  ondas acústicas gravitacionales deben ser procesos energéticos a muy grande escala. Estos procesos incluyen potentes llamaradas solares y enormes flujos de energía, que acometen hacia la superficie de la Tierra y desestabilizan la magnetosfera, la ionosfera y la atmósfera superior. El impacto de las ondas de choque en el viento solar, las corrientes de corpúsculos y las explosiones de radiación electromagnética son las principales causas de generación de ondas gravitacionales acústicas después de un aumento de la actividad solar.
Dado el aumento en la actividad solar, manifestado en el aumento y la energía de las llamaradas solares desde mediados de 2011, podemos suponer que existe un alta probabilidad de que ésto tenga impacto en el aumento sustancial del inusual zumbido proveniente de el cielo. Cabe señalar que la actividad solar comenzó a subir considerablemente desde principios de 2011, con una amplitud significativamente mayor que todas las previsiones dadas por una serie de influyentes instituciones científicas en 2010 y 2011. El incremento observado en la actividad solar es totalmente consistente con el pronóstico del  Comité Internacional GEOCHANGE, publicado en el Informe de la Comisión en junio de 2010. Si esta tasa de crecimiento de la actividad solar continúa, su amplitud a finales de 2012 será mayor que la amplitud del vigesimotercer ciclo solar, y en 2013-2014 la actividad solar alcanzará su pico de amplitud, el cual predecimos que sería de 1.5 - 1,7 .
GCJ: Pero usted dijo que la causa del ”zumbido del cielo” puede estar en el núcleo de la Tierra, ¿qué significa?
Khalilov: Hay otra causa posible más para estos sonidos, y puede estar en el núcleo de la Tierra. El hecho es que la aceleración de la deriva del polo norte magnético de la Tierra, que aumentó más de cinco veces entre 1998 y 2003, se encuentra hoy en el mismo nivel de intensificación que los procesos de energía del núcleo de la Tierra, ya que son los procesos en el núcleo interior y exterior los que forman el campo geomagnético de la Tierra.
Como ya hemos informamos, el 15 de noviembre de 2011, todas las estaciones geofísicas ATROPATENA registraron variaciones en tres dimensiones del campo gravitatorio de la Tierra, y casi al mismo tiempo se registró un impulso gravitatorio de gran alcance. Las estaciones están desplegadas en Estambul, Kiev, Baku, Islamabad y Yogyakarta; la primera y la última están separadas por una distancia de unos 10.000 km. Este fenómeno sólo es posible si la fuente de esta emanación es a nivel del núcleo de la Tierra. Esa enorme liberación de energía desde el núcleo de la Tierra a finales del año pasado fue una especie de señal de salida, que indica la transición de la energía interna de la Tierra hacia una nueva fase activa.
La intensificación de los procesos de energía en el núcleo de la Tierra son capaces de modular el campo geomagnético que, a través de una cadena de procesos físicos en el límite de la ionosfera y la atmósfera, genera ondas acústica gravitatorias audibles, las cuales han sido escuchadas por la gente en la forma de alarmantes sonidos de baja frecuencia en diferentes partes de nuestro planeta.
En ambos casos, aunque las causas de la acústica de las ondas de gravedad son de naturaleza geofísica un poco incomprensible, son indicativos del importante aumento previsto de la actividad solar y la actividad geodinámica de nuestro planeta. No hay duda de que los procesos en el núcleo rigen la energía interna de nuestro planeta, por lo tanto, habrá que esperar a finales de 2012 un fuerte aumento de fuertes terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis y fenómenos climáticos extremos, con niveles máximos en 2013 - 2014.

Fuente: http://ellosviven.wordpress.com/2012/02/10/cientificos-explican-los-extranos-sonidos-provenientes-del-cielo-o-hum/
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Informe Evento Carrington : que pasaría en las ciudades


Siéntate ponte cómodo, tienes delante de ti el informe que conglomera un grupo de informes realizados por;  OCDE, Protección Civil de Alemania, Aseguradoras Lloyd’s y Allianz, Academia de Ciencias Americana encargado por NASA,Comando Norte del Ejército de los EEUU.
La siguiente descripción de posibles consecuencias para la población civil tras esos “5 días” a partir del inicio del fenómeno, está basada en los informes sobre los riesgos del clima espacial de la OCDE, Protección Civil de Alemania, los informes independientes de las Aseguradoras Lloyd’s y Allianz, el informe de la Academia de Ciencias Americana encargado por NASA, en el informe “En la oscuridad: planificación militar para un evento tecnológico catastrófico para las infraestructuras” del Comando Norte del Ejército de los EEUU, en el reciente informe del Parlamento Británico, de noviembre de 2011 y en el más reciente informe del grupo de Expertos para la Comisión Europea hace tan solo unas semanas.
Todos ellos íntegramente disponibles en la página de divulgación ha abierto el Observatorio (www.facebook.com/pages/Observatorio-del-Clima-Espacial/120382228061675).
Por último dicha estimación incluye, únicamente, la previsión del componente “E3″ del pulso electromagnético, han querido puntualizar, en tanto que es el generalmente reconocido en caso de tormenta geomagnética severa, como la de Quebec en 1989.
No se incluye, por tanto, estimación de afectación de elementos electrónicos independientes o desconectados en red, cuenten o no con protección faraday en virtud de los componentes E1 y E2 propios de los pulsos de origen artificial, que sólo algún informe puntual, como el del Ejército de los EEUU, toman en consideración para un hipotético EMP solar.
Una vez desencadenado el EMP solar resulta comunmente reconocido que la situación de colapso podría oscilar entre sólo unas horas o unos días, a 2 años, pudiendo tener un alcance multi continental (evento Carrington de 1859), nacional, o regional (ejemplo de esto último el caso de Quebec de 1989), dependiendo de distintas circunstancias.
1- Posible incremento de la accidentalidad aérea. Afectación del tráfico aereo posible necesidad de elaborar protocolos para aterrizajes de emergencia reconocida por las autoridades de EEUU y Reino Unido.
2- Posible incremento de la accidentalidad de tráfico rodado y de medios de transporte por rail (trenes, tranvías, pero también metros en grandes ciudades) por fallo de semáforos y señalizaciones eléctricas.
3- Posible desencadenamiento de distintos incendios de tipo eléctrico, como se verificó en el evento Carrington de 1859, con la dificultad añadida de la posible paralela afectació de los medios anti incendio. La posibilidad de grandes incendios multiples y simultáneos puede suponer grandes dificultades para una correcta evacuación ordenada de determinadas zonas (en especial sobre todo ello, el informe OCDE “Geomagnetic storms”).
4- Posible fallo general del suministro eléctrico industrial. Posible desencadenamiento de accidentes industriales, en refinerias, plantas químicas, etc, dependiendo de la adecuación de sus protocolos de apagado, reservas diesel de emergencia, etc.
5- Posible fallo general también del suministro eléctrico a domicilios: falla desde la iluminación eléctrica hasta la alimentación de los enchufes donde van los frigoríficos, las cocinas eléctricas, el microondas, el modem para internet, la radio, el portatil o la televisión. O los sistemas de aire acondicionado recomendables para población vulnerable en caso de altas temperaturas y olas de calor.
6- Posible afectación del funcionamiento de ascensores, montacargas y otros sistemas de elevación eléctricos; posible incremento de la accidentalidad y de la multiplicación de situaciones de personas atrapadas, precisadas de rescate, en el conjunto de las ciudades. Deben ser tomadas en consideración las posibles dificultades de evacuación del edificio para personas en cama o de movilidad reducida, en caso de verificarse el no funcionamiento de los ascensores.
7- Posible corte del suministro de agua potable por encima de la segunda planta de edificios al fallar el bombeo. En plantas bajas el suministro prexistente en red continuaría por puro efecto de la presión, mientras haya, y la gravedad.
8- Posible imposibilidad de suministrar combustible desde los depósitos y estaciones de servicio, por fallo de las bombas eléctricas (en particular sobre este aspecto, informe de Protección civil Alemania).
9- Posible caida inmediata de las redes de telefonía móvil. Posiblemente en pocas horas terminaría de fallar todo el resto de telefonía y radio, dificultando enormemente la gestión para informar a la ciudadanía e intentar dar – después del evento – las claras recomendaciones que, lamentablemente, no se dieron antes del mismo.
10- Posible imposibilidad de retirada de efectivo en cajeros automáticos, posible desaparición de hecho de bases de datos electrónicas bancarias, financieras o tributarias no protegidas para EMP.
Efectos acumulativos, a partir de las 72 horas
1- Posible agotamiento de las reservas diesel de emergencia de las centrales nucleares, en el supuesto de que el propio EMP no haya generado ya otros incidentes por afectación de transformadores o sistemas, como se constató tras las tormenta solar de Quebec.
Posiblemente los reactores nucleares no podrían seguir refrigerando las varias semanas que siguen siendo necesarias tras un apagado de emergencia. Como ha sido hecho público sus reservas diesel actuales no superan las 48 horas, tampoco se cuenta con los suministros básicos cotidianos que precisarán esas personas que queden operando las centrales durante todas esas posibles semanas de fallo de comunicaciones e incertidumbre.
En este sentido junto a la situación de los 8 reactores nucleares españoles, también debe ser tomada en consideración, al menos, la posible situación de los 58 reactores nucleares civiles franceses, y otras instalaciones nucleares, en nuestra frontera norte.
2- Posible agotamiento de las reservas diesel de emergencia de los hospitales, únicamente dotadas, por lo general, de autonomía para unos pocos días.
A partir de ese momento posible:
a)ruptura de la cadena de frío de todas las vacunas.
b)posible fallo de los sistemas de diálisis, UCI y otros de asistencia vital dependientes de la electricidad.
c)Posible fallo general de todo instrumental eléctrico que carezca de alimentación independiente, y hasta de la propia iluminación del edificio.(sobre todo ello, en particular, el informe de Protección Civil de Alemania).
3- Posible colapso de los servicios de alcantarillados y tratamiento de residuos en grandes ciudades.
a)Posible salida de aguas fecales a superficie ya a partir de las 72 horas en algunas grandes ciudades, desencadenando nuevos riesgos asociados para la salud pública.
b)Posible proliferación de estercoleros improvisados, uso de ríos dando pié a otras posibles contaminaciones indebidas.
c)Posible cese del servicio público de recogida de basura. La creciente acumulación de basuras no hará sino redundar en un riesgo acumulativo para la salud pública conforme vayan pasando las semanas y servir de yesca muy combustible para nuevos incendios fortuitos.
4-Posible cese del abastecimiento a nucleos urbanos.
Deja de llegar la flotilla cotidiana de cientos de camiones, aviones y grandes naves que mantienen abastecidas a nuestras ciudades. Agotamiento de stocks como agua mineral, alimentos, mantas, o linternas, en las estanterias de los comercios. Además las carreteras de entrada y salida de las ciudades pueden verse progresivamente colapsadas por los accidentes de tráfico y los vehículos que se han ido quedando sin combustible, abandonados.
5- Posible fallo de gaseoductos y líneas de distribución del suministro de gas. Posible fallo asociado de calefacciones domésticas. Si es invierno en menos de una semana continuada sin calefacción la temperatura ambiente decaería enormemente, dificultando la posibilidad de residir en las mismas. El recurso a fuegos improvisados por parte de personas sin experiencia puede dar lugar a nuevos incendios urbanos, en el contexto de posible merma antes referido de medios técnicos contra incendio.
6- Posibles problemas de seguridad pública, partiendo de la propia dificultad de coordinar fuerzas de seguridad y cuerpos de asistencia sin teléfonos ni medios eléctricos. Al principio quien tenga dinero en efectivo compra lo que pueda ya que las tarjetas no sirven tampoco para pagar, pero, antes o depués, las propias necesidades básicas de la población puede propiciar que eso empeore si no está siendo mínimamente atendida. Posibles intentos de saqueo y desencadenamiento de situaciones potenciales de desorden público en torno a grandes superficies comerciales y de alimentación a la busqueda de agua mineral y alimentos.
De llegarse a una situación de saqueos, posible seguimiento del esquema de “espiral de saqueo”, del centro de la ciudad a su periferia, irían pequeños comercios de barrio, casas temporalmente no ocupadas…siguiendo el esquema. En ausencia de comunicaciones de las autoridades el miedo, rumores de todo tipo, y el hecho de que realmente nadie sepa a ciencia cierta que es lo que ha podicio pasar en realidad no hará sino propiciar todo ello con el trascurrir de los días.
7- Posibles fallos de seguridad en prisiones lo que agrava la inseguridad. Cierres eléctricos, camaras de seguridad, y otros dispositivos fallan al agotarse las reservas diesel, los que las tienen. Incluso donde esto no sea asi la escasez de reservas alimentarias antes o después generan motines ante un personal desbordado y que no puede averiguar que está pasando en sus propias casas. No será el único personal al que le pase eso, algunos seguirán en su puestos con firmeza, llegado un punto determinado y sin comunicaciones otros no.
El aspecto del fallo eléctrico aspecto se documentó, por ejemplo, en las Jornadas Técnicas de Madrid donde un simple apagón general llegó a comprometer la seguridad de alguna prisión española durante unas horas según nota pública posterior de los propios funcionarios, afortunadamente sin conocimiento de los internos durante ese breve lapso.Posiblemente miles de presos de muy distinto tipo y con distinta capacidad de violencia quedan libres (ejemplo Haití) ante unas fuerzas de seguridad ya superadas y buscan, como el resto, su sustento.
8- Posible agotamiento progresivo del stock de alimentos y reservas de agua en residencias de ancianos, sanatorios, centros de internamiento de menores y centros de acogida, dado el amplio número de personas a las que deben atender.
9- Posible presentación de síntomas iniciales leves de deshidratación por ausencia de agua potable por parte de algunos sectores más vulnerables. Tras el fallo de las grandes plantas depuradoras que abastecen a ciudades – pero dependen de la electricidad -; una vez vaciada toda posible agua potable acumulada en cañerías, acabada el agua mineral de los stocks de las tiendas que se haya podido comprar etc, una persona puede susbistir en torno a tres-cinco días más sin agua potable.
10- Posible incremento, progresivo, de los cursos hídricos al cesar su explotación industrial masiva y el bombeo a las ciudades. Determinadas zonas de rivera pueden verse progresivamente inundadas, las infraestructuras hídricas deberán hacer frente al progresivo incremento de los cauces mediante mecanismos no electricos o sistemas diesel.
El problema se retroalimenta. El posible colapso previo, ya apuntado, de los sistemas urbanos de alcantarillado puede dificultar, igualmente, la evacuación de fuertes lluvias o riadas, añadiendo un riesgo asociado de inundaciones en determinados lugares y la entrada en coontacto de aguas limpias con aguas sucias, contaminando las primeras de forma difícil de prevenir a partir de ahí.
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El evento Carrington


La tormenta solar de 1859 fue la más potente registrada en la historia. La acción del viento solar sobre la Tierra ese año fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y el día 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con una área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa.  Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana  y las islas Hawai, entre otras. A esta fulguración se le llamó el evento Carrington debido a que este científico hacía unos bocetos de un grupo de manchas solares el jueves primero de septiembre debido a la dimensión de las regiones oscuras, cuando, a las 11:18, se dio cuenta de un intenso estallido de luz blanca que parecía salir de dos puntos del grupo de manchas.
Esquema de los puntos de donde partío la llamarada solar. Dibujo de Richard Carrington
El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar el 1843  en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica.
El evento Carrington no tuvo consecuencias brutales debido a que nuestra civilización tecnológica todavía estaba al principio: si hubiese ocurrido en la actualidad, los satélites artificiales dejarían de funcionar, las comunicaciones de radio se interrumpirían y los apagones eléctricos tendrían proporciones continentales, quedando interrumpido el suministro eléctrico durante semanas. Según los registros obtenidos de las muestras de hielo una fulguración solar de esta magnitud no se había producido en los últimos 500 años, aunque se producen tormentas solares relativamente fuertes cada cincuenta años, la última el 13 de noviembre de 1960.
Atendiendo a este ratio, estamos a punto de que una gran tormenta solar ocurra. Y en esa línea van las predicciones de Mausumi Dikpati del Centro Nacional para Investigaciones Atmosféricas (NCAR) de los Estados Unidos hechas en 2006.
El máximo de actividad correspondiente al ciclo 24 será en torno a un 30% mayor que el ciclo 23, lo que supondrá superar al último máximo de 1958 (ciclo 19).
Pero lo cierto es que curiosamente la actividad solar en el presente ciclo solar está siendo muy baja. Los científicos de la NASA y la ESA estaban empezando a dudar si nos encontrabamos ante un nuevo mínimo de Maunder, que duró más de seis ciclos solares, desde 1655 a 1715 y que coincidió con la llamadaPequeña Edad de Hielo, en la que incluso el Támesis se helaba en invierno a su paso por Londres.
Solo un par de meses después de la predicción de Mausimi el Dr. David H. Hathaway publicaba un artículo anunciando que el siguiente ciclo será uno de los más débiles en actividad solar en los últimos siglos y revisando a la baja las previsiones de Mausimi.
David H. Hathaway. Datos del Directorio de la NASA
Según David Hathaway, Físico solar de la NASA, “el anillo de convección de la corteza solar se mueve normalmente a una velocidad de un metro por segundo. Así es como ha sido desde el pasado siglo XIX. Pero durante los últimos años esta velocidad se ha reducido un 25% en el anillo norte y un 65% en el anillo sur.” Una menor velocidad de convección significa una menor actividad solar
Anillos de convección del sol. Fuente NASA
La predicción según Hathaway para los dos próximos ciclos es la que se muestra en el siguiente gráfico.
En rojo, predicción para los dos próximos ciclos solares. La linea rosa del ciclo 24 muestra la previsión de Mausimi Dikpati. Fuente NASA.
Lo cierto es que si algo parecido al evento Carrington ocurriese en la actualidad las consecuencias serían más graves de lo que ocurrió en 1859. Según un estudio de la National Academy of Sciences de los Estados Unidos, la red eléctrica de ese país (y por ende del resto del mundo) es vulnerable a una actividad solar como la de 1859, o incluso a la más liviana de 1921, provocando apagones generalizados que afectarían a más de 130 millones de personas, lo que supone casi un 50% de la población de ese pais (recordad que para los américanos, el resto del mundo no existe), y provocaría daños permanentes en mas de 350 transformadores, que requerirían periodos muy largos para su completa puesta en funcionamiento.
Fuente: http://www.lamentiraestaahifuera.com/2010/04/11/el-evento-carrington/
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30 valiosos minutos que tendrias que conocer antes de un evento Carrington


30 minutos es el periodo de antelación con el que se está valorando en los EEUU que debería emitirse el mensaje televisado del Presidente Barack Obama al pueblo americano, en caso de un nuevo Evento Carrington que estuviese a punto de producirse.
En esos escasos 30 minutos previos al EMP solar, cabría tomar en consideración, al menos, las siguientes acciones preventivas:

Fuente: http://lamentiradelsistema.wordpress.com/2012/08/12/30-valiosos-minutos-que-tendrias-que-conocer-antes-de-un-evento-carrington/
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¿ Puede suceder otro "evento Carrington"?


Una nueva investigación sugiere que las posibilidades de que una tormenta solar con poder destructivo azote la Tierra son del 12% en la próxima década


El 2 de septiembre de 1859 se produjo la peor tormenta solar de todos los tiempos. Conocida como «El evento Carrington», por el astrónomo británico que registró lo sucedido, la llamarada causó el colapso de las mayores redes mundiales de telégrafos, en Europa y América del Norte. Como entonces la energía eléctrica apenas se utilizaba, los efectos de la tormenta casi no afectaron a la vida de los ciudadanos, perolas auroras aparecieron en los cielos del Caribe, Roma y Madrid, algo inaudito. Pero, ¿cuáles son las probabilidades de que algo semejante pueda volver a producirse? De suceder en la actualidad, azotaría de forma devastadora el primer mundo, absolutamente dependiente de las redes de energía y comunicaciones. Predecirlo es casi un juego de videntes, pero la creciente actividad del Sol obliga a los científicos a mantenerse alerta. El físico espacial Pete Riley, de la Corporación Internacional de Aplicaciones Científicas (SAIC) en San Diego (EE.UU), cree que la probabilidad de que nos azote una llamarada solar perfecta, del mismo nivel que la que llegó en el siglo XIX, es de alrededor del 12% en los próximos diez años. Así lo estima en una investigación publicada en Space Weather.
Riley reconoce que, por su rareza, los eventos extremos del clima espacial, como el «evento Carrington», son difíciles de estudiar. Sus tasas de incidencia son complicadas de estimar y la predicción de un evento futuro es prácticamente imposible. Sin embargo, en su estudio, el científico analiza varias medidas de la severidad de los fenómenos meteorológicos espaciales, como la intensidad de la llamarada, la velocidad de la eyección de la masa coronal, etc., para estimar la probabilidad de que ocurran de eventos extremos. Y obtiene algunas conclusiones.
El físico estima que la probabilidad de que se produzca otro «evento Carrington» durante la próxima década es de un 12%. Claro que admite que este enfoque tiene limitaciones, ya que no considera los efectos del cambio en el clima espacial a largo plazo. «Si bien esta técnica no se puede utilizar para predecir eventos específicos, finalmente puede ser útil para la predicción probabilística», concluye Riley.

Intensa actividad

El ciclo solar (el 23) durante el cual el Sol estuvo inusualmente tranquilo ha terminado. Ahora, el Sol ha entrado en un intenso ciclo de actividad y ya ha comenzado a dar muestras de su genio.Alcanzará su máxima actividad a finales de 2013 o a principios de 1014. Aunque no hay motivo para la alarma, los científicos saben que la prevención ante un fenómeno de tanta potencia es fundamental. La dependencia de las sociedades industrializadas de las redes de comunicaciones, la informática y la telefonía móvil no ha dejado de aumentar y, si no se toman las medidas oportunas, una tormenta solar de máxima potencia puede causar importantes daños en nuestra forma de vida. Quizás podamos volver a contemplar auroras sobre España.

Funete: http://www.abc.es/20120301/ciencia/abci-evento-carrington-tormenta-solar-201203011152.html
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Enorme llamarada solar solar afecta a la Tierra


24.10.12
Una tormenta solar fue registrada por una sonda de la NASA. Podría haber más actividad solar en los próximos días.

Una sonda que la NASA lanzó hace dos años detectó una enorme llamarada solar “clase X 1.8” que ya provocó efectos en la atmósfera terrestre.
Según los especialistas, las llamaradas solares pueden ser de clase A, B, C, M y X, según su nivel de intensidad. Y la sigue la escala numérica del 1 al 9. Por lo que la hallada por la sonda de la NASA es de una potencia pocas veces vista.
De acuerdo a los análisis de los especialistas, la radiación del estallido produjo ondas de ionización en la atmósfera superior sobre la Tierra. El efecto se pudo percibir desde la India a Australia y parte de China. Además, se registraron fuertes bloqueos e interferencias de radio.
Sin embargo, la llamarada no dejó en el espacio una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), una nube ardiente de partículas y radiación que puede afectar a las operaciones de los satélites y a las redes eléctricas.
Además, según las predicciones, es posible que la actividad solar continúe en las próximas semanas.

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La tormenta solar de 1859 es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia.
En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o fulguración solar.1 A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe.2
El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales.
Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de baja latitud, como Roma, Madrid, La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso.—J. Hospitaler, 'Diario de Menorca' - Año 2 Número 237 (04/09/1859)3

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con fulguraciones. El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada, con un área de fulguración asociada que durante un minuto emitió el doble de energía de la que es habitual. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, dónde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.
Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000. Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz. En el año 1859, el invento del telégrafo se había producido 15 años atrás y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de 1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares. Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones "